Baikal: Al encuentro de Buriatia

El lago Baikal está al norte de Mongolia, dentro de la Federación Rusa, en la zona donde termina la estepa y comienza la gran región de bosques conocida como la taiga. Es el lago más profundo del mundo y se considera que guarda el 22 % del agua dulce del planeta.

En torno al Baikal viven los buriatos (buryaad), que constituyen la rama más septentrional del mundo cultural y lingüístico mongol. Las diferencias del medio natural (el bosque en lugar de la estepa) y una historia distinta de la vivida por los mongoles de Mongolia (khalkha) han hecho que la cultura buriata tenga rasgos propios muy característicos, rasgos de interés en diversos aspectos, porque conservan elementos tradicionales perdidos entre los mongoles que viven más al sur. Entre estos elementos están las prácticas chamánicas originarias, prácticamente desaparecidas entre los mongoles khalkha de Mongolia.

Los buriatos se consideran a sí mismos, haciendo referencia a su acervo mongol común, «gente de la estepa», pero también «gente del bosque y del agua». Porque han vivido tradicionalmente del pastoreo, la caza y la pesca en la gran taiga, una región de bosques que los hermana con otros pueblos nómadas siberianos, especialmente con los tunguses y los yakutos del norte, y por el extremo oeste con los lapones. El gran lago Baikal es el centro de la cosmovisión de los buriatos, el lugar primigenio del que surgen para ellos todas las energías, tanto comunitarias como espirituales.

La historia del pueblo buriato ha sido bastante distinta de la de los mongoles de Mongolia. El budismo tibetano ha llegado mucho más tarde y de una forma menos decisiva que en la estepa. Por otro lado la presencia de la cultura rusa, acompañada del cristianismo, es mucho más antigua y determinante que en la república de Mongolia. Los buriatos viven desde el siglo XVII dentro de las fronteras del estado ruso, hoy en la República Autónoma de Buriatia (Buryaad Ulas) y en los distritos de Aga y de Ust’-Orda. Una parte importante del pueblo buriato ha migrado en épocas recientes al norte de la República de Mongolia y a la República Popular China (a Mongolia Interior).

El desconocido país de los mongoles «del bosque y del agua» es una comunidad de la que no hablan normalmente los grandes medios ni se ve en los grandes mapas del mundo, pero que lucha por sobrevivir y abrirse camino, ensayando nuevas formas de expresión propia dentro de la marea de la globalización, tan inhóspita para las culturas minoritarias.

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