Siglo XIX.
tngri-yin salkin tegsi ügei
törügsen bey-e činu möngke ügei
möngke arasiyan-i ken-e činu uγujubui
mönöken čilüge-degen jirγačiγay-a bidan-a
oγturγui-yin salkin oγusur ügei
orčilang-un kümün činu möngke ügei
möngke arasiyan-i ken-e činu uγujubui
mönöken čilüge-degen jirγačiγay-a bidan-a
Los vientos del cielo no soplan siempre.
El cuerpo con el que naciste no es eterno.
¿Quién de vosotros beberá de la fuente de la eternidad?
En este fugaz momento – ¡disfrutemos de nosotros!
Estos vientos terrenales no son como las cuerdas de la yurta.
Este ser mortal tuyo no es eterno.
¿Quién de vosotros beberá de la fuente de la eternidad?
En este fugaz momento – ¡disfrutemos de nosotros!
¡Gracias, Miguel! Supongo que, además del precioso y vital mensaje, estas palabras tendrán una musicalidad que solo puedo imaginar. Incluso lo mismo se trataba de una canción… Aunque en un tiempo y en un espacio muy distinto me ha recordado a aquel «Vivamus mea Lesbia atque amemus». Aprovechar el momento frente al paso del tiempo, que cosa tan sinceramente humana.
Me gustaMe gusta
Gracias por tu comentario. Sí, realmente hay unas rimas y un ritmo originales que se pierden en la traducción. Además el texto sigue uno de los estilos literarios que hay en la tradición oral de Mongolia, con la repetición de palabras y estrofas en bloques. Y en cuanto al significado, estoy totalmente de acuerdo en lo que escribes.
Me gustaLe gusta a 1 persona